UNA MENTE CEÑIDA

Siempre deberíamos agradecer cuando alguien que nos quiere se toma el tiempo de darnos algún consejo o recomendación que considera importante y necesario para nosotros, teniendo presente que ese consejo adquiere mucho mas valor cuando nace de la propia experiencia de quien lo está dando .

Algo así sucede con la siguiente frase

“....ceñid los lomos de tu entendimiento..”

Este es un consejo sumamente sencillo, claro y al punto, pero con una maravillosa profundidad.

Esta frase nos llega desde los tiempos bíblicos, época en la cual, las personas antes de realizar algún tipo de labor física o manual   debido a la vestimenta de la época (largas faldas o túnicas), debían ceñirse y ajustarse la ropa, pues de otro modo hubiera sido altamente incómodo o problemático realizar la labor deseada. Un equivalente actual pudiera ser el remangarse la camisa en el caso de los caballeros o quitarse los zapatos de tacón alto en el caso de la damas.

Entendido este punto, vamos al hecho que quien nos da este consejo no nos está hablando de vestuario o ropa, esta persona nos está hablando  de pensamientos, razonamientos, está hablando de la mente. Él nos dice: ten tu entendimiento ceñido, ten tus pensamientos ajustados, ten tu mente clara.

Antes de seguir avanzando es sumamente importante mencionar que quien escribió esta exhortación no es otro que Pedro; si, el apóstol Pedro, ese que tú conoces, ese Pedro que prometió dar la vida por Jesús y terminó negándolo tres veces, ese Pedro que blandió una espada en el Getsemaní, ese Pedro a quien Cristo llamó Satanás, pero se debe ser  justo y hay que mencionar que también es el mismo Pedro que se atrevió a caminar en un mar tempestuoso en busca de Jesús, el mismo que fue llamado bienaventurado por el Señor, el mismo Pedro que era un muy cercano amigo de Cristo y líder de los doce apóstoles y el mismo que finamente entregó la vida por amor a su Maestro.

Como puedes notar, Pedro es un individuo especial, lleno de altos y bajos, cosas buenas y cosas malas, idas y venidas, avances y retrocesos, aunque… pensándolo bien, no es ni tan especial, pues creo que muchos nos parecemos a él (por lo menos yo si  me parezco bastante).

Es posible que te estés preguntando por que hablo tanto de Pedro, cuando no trata sobre él este tema; el asunto es que en este caso  no podemos separar “el consejo" de "el consejero”.

El apóstol Pedro sabía por experiencia propia lo que era no tener los pensamientos ajustados, ceñidos, preparados. Muchos de esos vaivenes que hubo en su vida sucedieron por no pensar en lo que debía pensar, por dejarse llevar por sus ideas, deseos y preconceptos; y es por eso que decide dejar escrito este sabio consejo para todos nosotros.

Considero que la madurez emocional y espiritual esta muy ligada al hecho de tener la mente ajustada, en su correcto sitio y lugar. Cuando esto no sucede, es cuando nuestra mente se puede llenar de muchos pensamientos desajustados, impuros, incorrectos y banales, o también pensamientos pesimistas, de fracaso, de culpa y desánimo.

Mucho cuidado con lo que estamos leyendo, lo que estamos viendo, con quienes estamos compartiendo, inclusive lo que estamos comiendo o bebiendo, todo esto puede influir de forma positiva o negativa en nuestra mente.

Un pensamiento errado, llevará a tener una idea errada, la cual a su vez puede terminar en una decisión equivocada. 

Dios nos creó, incluyendo nuestra mente, es por eso que si deseamos que ella funcione de la mejor manera, es Él quien debería ayudarnos a ceñirla y ajustarla. Esto es un asunto diario, permanente, pues cada nuevo día habrá desafíos que nos lleven a tener que volver a ajustar y reajustar.

Estemos vigilando atentamente los pensamientos en los que nos explayamos y démosle el justo lugar al Señor en ellos y todo irá colocándose en su justo lugar.

Dios quiere ayudarte.

Por tanto: 

“....ceñid los lomos de tu entendimiento...” 

y así:

“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”

1 Pedro 1:13; Mateo 22:37

Tu amigo, Daniel Cabezas C.