YO NUNCA ME EQUIBOCO !!

“La marcada tendencia a culpar a otros es óbice, obstáculo para la comprensión de los propios errores.” Samael Aun Weor

No cabe duda que es mucho más fácil ver los errores de los demás que los errores propios, es una condición humana natural frente  a la que toda persona que desee mejorar y crecer debe luchar para  erradicarla de su vida.
El sentirse superior al resto trae consigo infinidad de problemas que convierten las relaciones personales en un verdadero infierno para los pobres amigos, conocidos y familiares  de ese “ser superior”, así como para él mismo, aunque no lo vea y reconozca en el momento.
Al ser humano le cuesta mucho moverse de su situación privilegiada, le gusta tener siempre la razón, y por este motivo se puede llegar a sufrir increíbles casos de ceguera y sordera selectiva.
Es sumamente cómodo trasladar la culpa a quien está a mi lado, que él sea quien reciba las consecuencias de mis errores y por ende el castigo respectivo.
Cuando se actúa de esta manera lo único que puede crecer es el orgullo, egoísmo y una falsa y peligrosa autosuficiencia, y mientras crecen estos tres enemigos del ser humano, automáticamente van debilitándose características como la humildad, sinceridad y necesidad de cambio.
Que difícil es compartir con personas que se creen jueces, llamados a criticar y a etiquetar a todo aquel que se atraviesa en su camino, se pierde la oportunidad de compartir con franqueza, de crecimiento claro y sincero.
Cada quien debe aprender a conocerse y de esta forma su crecimiento será genuino y real.
El reconocer nuestras debilidades y faltas nos ayuda de muchas maneras:
1.     Viviremos una vida más sincera con nosotros mismos, no viviremos vidas de película.
2.     Adquiriremos herramientas que nos podrán ayudar a evitar futuras equivocaciones. 
3.     Reconocer nuestros errores habla de nuestra madurez como seres humanos.
4.     El error si se reconoce, puede convertirse en algo constructivo.
5.     En este mundo, duélale a quien le duela, las equivocaciones son nuestras compañeras de viaje y debemos aprender a lidiar con ellas y así poder vencerlas.
6.    “Rectificar es de sabios”, dice el refrán, pero para rectificar, 
    hay que reconocer que en algo se falló.
7.     Aceptar equivocaciones demuestra valor y deseos de mejorar.
8.     Culpar a otros no me hará mejor persona.
9.     Cuando asumo mi debilidad, esto me lleva a buscar ayuda.

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.”  
Estas son las palabras pronunciadas por el hijo pródigo mientras estaba lleno de porquería y miseria, palabras que lo llevaron a reencontrarse con su padre, casa y familia. No fue sino hasta que este muchacho asumió sus propios errores que decidió regresar a los brazos paternos, y así volver al rumbo correcto de su vida.

Este no es un artículo que defienda el pecado ni las faltas cometidas, no, ese no es el mensaje.
El mensaje es que si se ha fallado, siempre hay esperanza para quien reconociendo su falta, busca la ayuda divina y decide mejorar con el poder de Dios.
No vale de nada apertrecharse, escondernos y justificarnos con los errores ajenos, eso no lleva a nada.

Dios te bendiga,

Tu amigo Daniel.

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